Alcanzar un nivel de calidad alto en la industria alimentaria solo es posible cuando los procesos cumplen con los estándares requeridos. En Colombia,  el INVIMA regula la cantidad vendida por unidad de producto al consumidor, es decir, si este  dice que entrega 150 gramos, la compañía productora está obligada a entregar “como mínimo” con esa cantidad. 

La mayoría de las empresas en virtud que no cuentan con sistemas de embutición o dosificación lo suficientemente precisos, caen en lo que comúnmente se denomina como la práctica del sobre embutido o sobre llenado, garantizando el cumplimiento del peso mínimo ofertado al consumidor agregando un volumen adicional de producto por unidad.   

Típicamente se ha establecido que el “sobre embutido” oscila entre un 5-8% del producto, en otras palabras, la falta de precisión en estos procesos lleva a las compañías a regalarle al mercado entre el 5-8% de su producción.  Un porcentaje significativo cuando se habla de cientos de toneladas de producto por mes o por año.  

Normalmente, con la precisión de los equipos Handtmann que permite disminuir estos niveles de sobre embutido o sobrellenado a <1%, la empresa deja de sobre embutir o sobre llenar y  le permite comprar estos activos, rentabilizando al cabo de un corto plazo estas inversiones con mayores márgenes de contribución por unidad vendida.

En la embutición, es clave  que el porcionado sea estable y prolongado, así mismo, se debe impedir el calentamiento de la masa, la presencia de aire que podría producir decoloraciones o el contacto con agua que genere aparición de coloraciones no deseadas; por lo cual la precisión durante el proceso es la garantía para que el producto sea perfecto.

Por su parte, la dosificación exacta y al detalle es un criterio de gran relevancia para conseguir productos en buenas condiciones. Para lograr la homogeneidad de la mezcla, es importante que los aditivos líquidos y sólidos se dosifiquen con precisión, ya que esto influye en la calidad del alimento.